ARIEL ROT presenta La Manada
Ariel Rot actuará el próximo 29 de octubre en Málaga. La apertura de puertas será a las 21:30h y el inicio del concierto a partir de las 22:00h.
Aticipada 15€ (+ gastos de gestión)
Taquilla 18€
Entradas físicas en
DisasteR Street Wear (c/Córdoba 6, Málaga centro)
Discos Candilejas (c/Santa Lucía 9, Málaga centro)
South Urban (c/Niño del Museo 6, Barriada El Torcal, Málaga)
¿A estas alturas, hay que presentar a Ariel Rot?
¿Cabe recordar una vez más que es uno de los pilares sobre los que se sostiene el rock español?
¿Alguien no sabe que sin él nada sería igual?
¿Debemos repetir que posee la fórmula secreta del mejor y más exigente rock and roll?
¿Es preciso invocar, otra vez, a Tequila y Los Rodríguez, grupos que, con su liderato musical, reformularon y reorientaron la música popular española?
¿Hay quien no sepa que cada uno de sus discos es esperado con devoción por los aficionados menos complacientes, la prensa más rigurosa y los músicos más avezados?
¿Confirmamos de nuevo que es uno de nuestros más grandes compositores, letristas, vocalistas y guitarristas?
¿De verdad, hay que presentar a Ariel Rot?
¡¿En serio?!
No, no parece que sea necesario explicar quién es Ariel Rot.
La manada, el disco
Pero… Ariel Rot tiene nuevo disco, así que hablemos de La manada. Otro álbum que, como todos los suyos, es ese rincón seguro en el que el melómano hallará refugio: tanta es la elegancia con que trabaja en el estudio y tanto savoir faire despliega, derrochando clase y talento, sentido y sensibilidad.
Porque La manada, producido por Jose Nortes (compinche de Rot desde hace más de una década) e interpretado con espíritu de banda de rock (y se nota), es un disco que desborda grandeza. Grandeza sonora en sus melodías perfectas e imaginativas. Con ese gusto de Ariel Rot por pasearse con cintura por los géneros con un dominio que apabulla: del rock sin contemplaciones de “Una semana encerrado”, “Espero que me disculpen” (puesto en pie junto a los jóvenes discípulos de Los Zigarros: ¡sangre fresca para la máquina!) y “Muy complicado”, pasando por tremendas baladas como “Solamente adiós” (una canción majestuosa), “La manada” y “En el borde de la orilla” (casi acústica, y de una belleza extrema). Pero también puede bordar un blues correoso en “Se me hizo tarde muy pronto”, coquetear con intención con el jazz en “Vagabundo” y “Una nube que pasó”, con el swing en “Me voy de viaje” o acercarse con convicción a Nueva Orleans en “Broder”.
Todo ello siendo siempre él mismo, el rockero inquebrantable que sabe que el rock se esconde en cada nota que escribe o toca, el que gusta de sonidos clásicos pero, como ha hecho siempre a lo largo de toda su carrera, asumiendo el tiempo en que graba: Ariel no vive en una Torre de Marfil sonora, sigue a pie de calle, evolucionando y avanzando, escuchando música y grabando discos que suenan a 2016.
Desde luego, Ariel Rot no quiere, a estas alturas, hacerse pasar por el joven rockero que no es, y escribe letras de canciones que corresponden a aquel que ha vivido, y vive. Su mirada poética es la del adulto que sabe y quiere reflexionar, que puede mirar con nostalgia (“Solamente adiós, “La manada”, “Broder”), recrearse con ironía en las oportunidades perdidas (“Espero que me disculpen”), asumir que el reloj corre inexorable (“Se me hizo tarde muy pronto”, “Me voy de viaje”), cantarle a las inseguridades de su oficio, y de la vida (“En el borde de la orilla”) o sacar la rabia (no exenta de humor) del que comprende que ahí afuera las cosas no están para muchas alegrías y prefiere esconderse bajo el caparazón durante un rato (“Una semana encerrado”). También le canta a esos amores intensos pero que se intuyen condenados a ser fugaces e imposibles (“Una nube que pasó”), y a las relaciones turbulentas (“Muy complicado”), o nos hace dudar de si en “Vagabundo” no habrá dejado más de sí de lo que estaría dispuesto a reconocer.
Letras, hay que decirlo, de las que impactan en el oyente. Porque estamos acostumbrados a referirnos a Ariel Rot como el gigantesco guitarrista y compositor, pero su capacidad poética y su dominio sin igual de la palabra para rascar sentimientos son extraordinarios: es uno de los mejores autores del rock en castellano, que nadie lo dude. Del mismo modo que es un vocalista versátil, que “interpreta” las canciones, y que sabe ser sinuoso, cálido, divertido o dramático, domina rangos y modos, y canta como quiere: escúchenlo en “Solamente adiós” y “La manada”, y pásmense. Y de paso disfruten.
Porque se trata de eso, de disfrutar. Disfrutar de La manada, un disco que invita a dejarse atrapar por él, y a olvidarse del mundo.